Enfermedades de verano
Las enfermedades de verano se conocen por este nombre ya que durante la época de calor es más fácil contraerlas, debido a la descomposición de los alimentos. Las altas temperaturas favorecen a la reproducción de bacterias patógenas las cuales provocan:
- Molestias estomacales
- Vómito
- Náuseas
- Diarrea
Estas enfermedades pueden causar infecciones o incluso durar varios días, lo que nos hace más propensos a sufrir una deshidratación. Las enfermedades diarreicas son la segunda mayor causa de muerte en niños menores de cinco años, aunque, de acuerdo con la OMS, son padecimientos prevenibles y tratables.
¿Qué es la deshidratación?
El agua mantiene las funciones del organismo normales, dentro y fuera de nuestras células. La deshidratación sucede cuando el cuerpo pierde más agua de la que se ingiere. Esta carencia excesiva de agua puede acompañarse de pérdida de electrolitos, tales como el sodio y el potasio.
¿Cuáles son los síntomas de la deshidratación?
- Boca y lengua seca.
- Orinar con menos frecuencia.
- Apariencia de ojos y mejillas hundidas.
- Pulso débil.
- Taquicardias.
- Hipotermia.
- Dolor de cabeza.
- Mareos.
- Calambres.
La velocidad con la que se desarrolla la deshidratación depende de la temperatura ambiental, así como del padecimiento de enfermedades renales o intestinales que impidan la correcta absorción de nutrientes. Además, en el caso de los niños y ancianos, la pérdida de agua es más rápida.
Consejos para prevenir la deshidratación y enfermedades por el calor.
- Tomar de dos a tres litros de agua al día.
- Ingerir mayor cantidad de agua cuando hace calor y humedad.
- Beber líquidos antes de practicar deportes.
- Cuidar tu alimentación con alimentos ricos en agua, tales como frutas y verduras.
- Evitar bebidas alcohólicas, cafeína y bebidas muy dulces.
- Lavar, preparar y conservar adecuadamente los alimentos.
- Consumir probióticos para proteger tu microbiota y sistema inmunológico.
¿Por qué es importante el consumo de probióticos?
Los probióticos son microorganismos vivos, los cuales son beneficiosos para mantener en equilibrio nuestro sistema digestivo e inmunológico.
Es importante el consumo diario de probióticos durante todo el año, pero principalmente en época de calor y en vacaciones para evitar enfermedades gastrointestinales.
Se recomienda tomar probióticos que lleguen vivos al intestino para realmente tener efectividad y fortalecer la microbiota intestinal.
Además, como se mencionó en este artículo, son básicos para apoyar en el tratamiento de enfermedades renales, ya que ayudan al cuerpo a eliminar las toxinas que dañan la sangre, y por ende que el trabajo de los riñones no se sobrecargue ni los dañe.
El lactobacilo que se recomienda ingerir para pacientes renales es el Lactobacillus Rhamnosus que precisamente su función orgánica principal es de ayudar a liberar las toxinas del cuerpo.
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También es importante mantener la microbiota saludable para garantizar la absorción de nutrientes y agua en nuestro organismo. Para lograrlo se recomienda la combinación de probióticos junto con nutrientes que complementan la nutrición.
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