El cáncer es un término que comprende un conjunto de enfermedades caracterizadas por presentar una masa de células con crecimiento y replicación sin control, las cuales son capaces de invadir otras partes del cuerpo diferentes a las de su origen.
Según datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en México el cáncer de mama es la primera causa de muerte en mujeres.
A nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud, el cáncer de mama en mujeres es la quinta causa de muerte. En 2020, último reporte de la OMS, se estimó que alrededor de 684 mil 996 mujeres en todo el mundo murieron de cáncer de mama.
En México se registró al cáncer de mama como el segundo tipo de cáncer más común en la población, después del cáncer de próstata. Sin embargo, en la población femenina es el cáncer que presenta mayor incidencia, representando el 25% de los casos, siendo las más afectadas aquellas de entre 50 y 59 años de edad. Algunos estudios, según la misma OMS, se deben a diversos factores, entre ellos, la edad avanzada, la primera menstruación a temprana edad, edad avanzada al momento de tener el primer parto, antecedentes familiares, el consumo de hormonas, entre otras.
De ahí la conciencia sobre el listón rosa y de que se haya establecido al 19 de octubre como el Día Internacional Contra el Cáncer de Mama, símbolo de quienes se suman a la campaña de detección y prevención contra el padecimiento que cobra aproximadamente 20 mil 444 nuevos casos cada año.
Factores de riesgo asociados al cáncer de mama en mujeres mexicanas
Ante el incremento constante del número de casos de cáncer de mama en el país, se han identificado algunos factores de riesgo asociados a su aparición, entre los que se incluyen la etnia, el historial familiar, historial personal e historial reproductivo; la presencia de mutaciones y el estilo de vida.
SOBREPESO Y OBESIDAD
De acuerdo con las bases de datos de 12 hospitales de la Ciudad de México, Monterrey y Veracruz, la obesidad y la inactividad física mostraron una alta prevalencia en las pacientes con este cáncer. Este fenómeno puede estar asociado con la migración poblacional hacia EE.UU. o ciudades industrializadas, donde se adquieren hábitos como alto consumo de alcohol y tabaco, dietas ricas en grasas saturadas y disminución en la cultura de la lactancia materna.
DIETA
Respecto a los cambios en la dieta, un análisis de casos reportados en el norte del país muestra que el exceso en el consumo de carbohidratos simples (tortillas de harina, arroz, cereal, pan y soda) aumenta el riesgo de desarrollar tumores mamarios.
Es importante recalcar que en México más del 64% de los adultos exceden la recomendación diaria de carbohidratos. Otro estudio encontró una asociación positiva entre el alto consumo de carbohidratos y el riesgo de padecer cáncer de mama solo en las mujeres con sobrepeso. Es necesario considerar que en las mujeres mexicanas el consumo promedio es de 322 g. de carbohidratos al día, equivalente al 62% del consumo calórico total diario.
Por otro lado, en la misma zona de estudio, se encontró que los flavonoides presentes en las frutas y en los aceites de semillas de leguminosas ejercen un efecto protector contra el cáncer de mama asociado a carcinógenos.
CONSUMO DE ALCOHOL Y TABACO
Existe evidencia de que el consumo crónico de bebidas alcohólicas incrementa el riesgo de padecer cáncer de mama en las mujeres mexicanas, ya que el alcohol es antagonista del folato (ácido fólico), un metabolito necesario para la reparación del ADN.
Las mujeres mexicanas y las hispanas que han sido fumadoras activas por más de 30 años son más susceptibles a padecer cáncer de mamá antes de la menopausia, comparadas con las fumadoras sin ascendencia hispana. Otros datos muestran que las hispanas diagnosticadas con cáncer de mama invasivo que han estado expuestas al humo del tabaco como fumadoras pasivas en niveles moderados-altos tienen el doble de riesgo de morir por esta enfermedad respecto a las no fumadoras.
No existe ningún alimento con la capacidad de curar el cáncer. Lo que si podemos hacer es prevenir su aparición consumiendo:
- Fitoquímicos vegetales (son componentes químicos naturales de los vegetales que funcionan como ANTIOXIDANTE protegiendo contra el desarrollo de enfermedades crónicas (enfermedades cardiovasculares, cáncer)
- Nutrientes como: selenio, folato, licopenos
- Una dieta mediterránea:
- Frutas (frambuesas, moras, fresas, zarzamoras, uvas, etc.)
- Frutos secos (nueces, almendras, pistaches, semillas de girasol, etc.)
- Verduras (espinacas, lechuga, jitomate, coliflor, brócoli, pimiento morrón, cebolla, etc.)
- Cereales integrales y semillas (arroz integral, avena, maíz, trigo, cebada, linaza, chía, etc.)
- Leguminosas (frijoles, lentejas, garbanzos, habas, alubias, edamames, etc.)
- Especias para condimentar los alimentos (jengibre, cúrcuma, perejil, mostaza, tomillo, ajo, orégano, tomillo, etc.)
- Grasas mono y poliinsaturadas (aceitunas, salmón, aceite de oliva extra virgen, aguacate, cacahuates naturales, etc.)
- Carnes magras y blancas (pollo, sardinas, filete de pescado, atún, etc.)
Y tratar de evitar alimentos ricos en grasas saturadas y grasas trans, azúcares (bollería industrial, jugos, dulces, refrescos), alcohol, cigarro, exceso de lácteos, edulcorantes y carnes rojas.
Finalmente, es importante notar que los casos se diagnostican en mujeres cada vez más jóvenes debido a la adopción de hábitos de vida como el sedentarismo, el consumo excesivo de grasas, carbohidratos, bebidas alcohólicas y tabaco, y la falta de cultura sobre la importancia de lactancia materna. Aunque muchos de los factores que predisponen a esta enfermedad no se pueden evitar, sí se puede reducir el riesgo modificando aquellos ligados al estilo de vida.
En relación con el consumo de probióticos y prevención de cáncer, investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Wake Forest (Carolina del Norte, EE.UU.) han descubierto que la comunidad de bacterias que reside en las mamas depende de los alimentos que comemos. Además, la composición de microorganismos resultante en función de la dieta puede, o bien proteger, o ser factor de riesgo para el cáncer de mama.
Hasta ahora, se había estudiado la relación entre la dieta y la microbiota intestinal (formada por más de 100 billones de microorganismos que habitan en el colon). Y se había visto que la alimentación podía afectar a la composición de esta comunidad y repercutir en la salud global. Este es el primer estudio que demuestra que la dieta puede influir a los microbios que nos habitan fuera del tracto digestivo e impactar en la salud de la glándula mamaria. Estudios recientes sugieren que el desequilibrio de la microbiota mamario puede contribuir al cáncer de mama.
Los datos de los estudios sugieren que la utilización de una combinación de probióticos y prebióticos es la estrategia más eficaz para maximizar cualquier efecto anti carcinogénico.
Es por esta razón que les recomiendo también el consumo diario y constante de probióticos y en específico de PAVIA ya que son los únicos vivos y metabólicamente acticos en Biogel que los transporta y protege para llegar listos a colonizar, reproducirse y trabajar en menos de 24 horas. Adicionados con inulina de agave como prebiótico y diferentes nutrientes como: omega 3, magnesio, ácido fólico, colágeno hidrolizado, Vitamina D, Vitamina K2, extracto de café descafeinado, tocotrienoles de aceite de palma y extracto de arándano, en general son fuentes ricas de antioxidantes que nos ayudarían a prevenir el envejecimiento de las células y por consiguiente evitar el estrés oxidativo de nuestro cuerpo.